Estudiantes de primer año de Pedagogía viven experiencias tempranas en colegios para vencer “el miedo a la pizarra”

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Una novedosa intervención docente en la asignatura de Mecánica Newtoniana, financiada en el marco de proyectos de innovación e investigación en docencia (PROFID), permite a futuros profesores de la Universidad de La Serena realizar prácticas controladas desde el segundo semestre de su carrera. El programa, realizado en colegios OCRE, busca fortalecer la formación, entregar experiencia real y enfrentar las adversidades del aula, transformándose en un modelo para la vinculación con el medio.

Rompiendo con la tradición de esperar al tercer o cuarto año de formación, estudiantes de Pedagogía en Matemáticas y Física de la Universidad de La Serena vivieron una experiencia de intervención temprana en colegios de la región. El programa, denominado ‘Práctica en Colegios OCRE ULS’, surgió de la necesidad de fortalecer las horas prácticas en la carrera, pasando de un modelo de observación a uno de acción directa.

Liderado por los académicos Luis Tamblay y Silvia Cerna, el proyecto fue implementado en tres establecimientos educacionales de la zona, utilizando la asignatura de Mecánica Newtoniana como plataforma para que los novatos docentes planificaran, gestionaran y ejecutaran sus primeras clases de laboratorio, siendo una iniciativa que la propia universidad busca replicar y convertir en un sello institucional.

El proyecto nació de la necesidad de corregir una debilidad histórica en la formación de pedagogos, identificada en diversas evaluaciones desde 2012, según explica el profesor Luis Tamblay, encargado de la gestión y logística. Según indicó el académico, las prácticas anteriores eran "más de observación, más de servicio que de intervención". Buscando una solución innovadora, los académicos postularon al Proyecto de Fortalecimiento, Innovación e Investigación en Docencia (PROFID) de la ULS.

La clave del éxito logístico, indicaron, fue la alianza con el Observatorio Científico Regional Escolar (OCRE ULS), que facilita la generación de comunidades científicas en colegios como el Leonardo Da Vinci, San Lorenzo y Cordillera. Esta vinculación previa permitió trabajar con un “grupo controlado”, de entre 14 a 17 estudiantes, que ya estaban comprometidos con la ciencia y conocían el trabajo de la universidad; esta condición fue esencial, tal como recalca el profesor Tamblay, para que los estudiantes universitarios pudieran enfocarse en su formación y para que su primera experiencia docente no fuera tan compleja.

La profesora Silvia Cerna, quien guió la intervención desde la asignatura de Mecánica Newtoniana, detalló la metodología pedagógica implementada: “Se evitó que la actividad fuese una ‘práctica tradicional’, asociándola más a una intervención controlada”, donde el objetivo principal era el aprendizaje del futuro profesor. “Les enseñamos a integrar un poco de psicología del aprendizaje y a construir objetivos, a pesar de ser una asignatura de teoría física", indicó la académica.

Además, de manera crucial, la calificación final no se centró en la clase misma, sino en la ‘reorganización’ del conocimiento que los estudiantes ULS realizaban después de la experiencia, reflexionando profundamente lo vivido, analizando sus miedos, expectativas y aprendizajes.

Para la ejecución, los estudiantes de primer año planificaron una intervención completa: primero, clases teóricas para introducir los conceptos; luego, ejercicios matemáticos; y finalmente, un laboratorio práctico e innovador. La estudiante Catalina Silva relató la actividad de caída libre en condiciones ideales, donde separaron a los chicos en grupos y utilizaron balones de básquetbol, voleibol, y rugby para cronometrar los tiempos de caída desde el segundo y tercer piso de los colegios, lo que permitió a los alumnos de enseñanza media comprender los conceptos de la física desde una mirada experimental y sencilla.

El impacto de la experiencia en los estudiantes de Pedagogía fue profundo, Catalina, describió la vivencia como un motor para su crecimiento: "Fue muy grato poder disminuir unos miedos como el pánico y terror a hablar en público". La futura profesora confesó además, que enfrentar la realidad del aula es muy diferente a la teoría: "Esa tensión que se crea es real, así se vive otra mirada desde el aula... por ejemplo, el internet no funcionaba y no llevábamos pendrive, entonces esa tensión que se crea es real y hay que resolver en el momento".

Uno de los valores más valiosos e inesperados del proyecto fue la retroalimentación recibida. Al finalizar, los profesores titulares de los colegios, algunos con hasta 35 años de experiencia, se acercaron a los estudiantes de la ULS para ofrecerles consejos; en tal sentido, el profesor Tamblay destacó que “este espacio que se creó tiene un ‘valor innegable’, pues un estudiante recibió asesoría profesional que vale ‘mucho más que algunos títulos’, al provenir de una experiencia real y vivida día a día”.

En palabras de Catalina “la acogida de los propios estudiantes de enseñanza media también fue positiva, acercándose y agradeciendo las clases, me dijeron cosas como ´había conceptos que no entendía, o que nos había visto, pero me sirvió mucho para comprender desde otra mirada’”, demostrando el éxito de la innovación pedagógica.

Con los resultados a la vista, que confirman el fortalecimiento de la confianza en los estudiantes de la ULS, para llegar a una futura pasantía sin miedos, el equipo docente tiene el objetivo de no detener la innovación y convertir este modelo de práctica temprana, en un elemento propio y permanente con el fin de fortalecer procesos formativos en la pedagogía en la Universidad de La Serena.