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Cultivando futuro con energía solar: USerena y UChile apuestan por el agrivoltismo en Río Hurtado

El investigador de la Universidad de La Serena, Dr. Marco Garrido Salinas, trabaja en un innovador proyecto sustentable que permite producir alimentos y energía en el mismo espacio.
La humanidad enfrenta múltiples crisis relacionadas con la cantidad de recursos energéticos y alimenticios disponibles, razón por la cual investigadores de todo el mundo han volcado sus esfuerzos en tratar de maximizar las riquezas naturales de la tierra.
En esa línea, el académico del Departamento de Agronomía de la Universidad de La Serena, Dr. Marco Garrido Salinas, se encuentra desarrollando una investigación sobre agrivoltismo, técnica que consiste en que en la misma unidad de suelo en que se instalan paneles solares para producir energía eléctrica, también se producen alimentos, minimizando la competencia por el uso del suelo.
“Nuestro proyecto llamado Sistemas AgriVoltaicos para lidiar con más de 10 años de sequía en la Región de Coquimbo (064-23), consiste en un prototipo pequeño, de una potencia de 6 kilovatios, ubicado en la comuna de Río Hurtado, liderado por la Dra (c) Marcia Montedónico del Centro de Energía de la Universidad de Chile en colaboración con el Depto. de Agronomía de la Universidad de La Serena”, detalló Garrido.
Este proyecto está financiado a través de un fondo internacional llamado Smart Village, es decir, una Villa Inteligente, del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, a través del cual participan múltiples países.
“Estamos probando este prototipo en un entorno real, en una superficie de aproximadamente 100 m2, etapa que debería durar dos años. Si tenemos resultados positivos, podremos escalar a una etapa comercial, con mayor superficie, capacidad instalada y diversificación de cultivos”, aseguró.
El Dr. Garrido también explicó que “partimos con aloe vera, porque tiene gran potencial agroindustrial, ya que se utiliza en la industria de alimentos y en la cosmética. Además se adapta bien a condiciones de semisombra y sequía”.
Ahondando en esto, recalcó que “en este proyecto también están participando emprendedores de la zona, quienes tienen experiencia con el cultivo y comercialización de aloe vera”.
El investigador también hizo hincapié en que “esta colaboración genera cierta sinergia, ya que la energía que se produce se utiliza para el sistema de riego del propio cultivo y para otorgar energía al Monumento Natural Pichasca, que está justo al lado de nuestro prototipo, lo presenta un beneficio para la Municipalidad de Río Hurtado, ya que en ese monumento los emprendedores ofrecen sus productos, quienes tienen requerimientos de refrigeración que pueden ser en parte suplidos con la generación de energía de este prototipo”.
El experto también destacó que “como estamos insertos en el territorio, podemos trabajar directamente con el prototipo, aportando con nuestro expertise agronómico respecto de las especies que se cultivan en la región”.
Con respecto al trabajo que están realizando, la directora del proyecto e Investigadora Senior del Centro de Energía de la UChile, Marcia Montedónico, afirmó que “nuestro objetivo es validar un modelo de manejo que pueda ser replicado en otras zonas semiáridas del país, entregando información técnica que sirva tanto a productores como a tomadores de decisión para escalar esta tecnología de manera responsable”.
Doble uso del suelo
Sumado a lo anterior, Montedónico destacó que “el doble uso de suelo, que combina producción agrícola y energética, en contextos como Río Hurtado significa diversificar ingresos, sin amenazar la seguridad alimentaria y fortaleciendo la resiliencia de los cultivos”.
En línea con esto, el Dr. Garrido explicó que “para que este sistema funcione se deben instalar paneles solares en una altura que puede ir desde uno a cuatro metros, para poder producir cultivos bajo estos. Sus principales desafíos son el costo de la implementación en altura, la optimización de la distribución espacial de los paneles y la identificación de los cultivos que mejor se desarrollen bajo semisombra”.
“Al reducir la cantidad de radiación o sombrear el cultivo, se pierde menos agua por evapotranspiración, quedando en un mejor estado de confort hídrico, lo que es ideal en nuestro territorio. La sombra también genera menores temperaturas, lo que presenta ventajas para cultivos como los arándanos, los que en zonas de altísima radiación tienen que ser cultivados con mallas”, dijo.
En relación a las especies más idóneas, el Dr. Garrido reveló que “se ha visto que los cultivos de hortalizas y frutales, como la vid de vino y de mesa, así como arándanos y cerezos, se adaptan bien en la semisombra, como la que ofrece el sistema agrivoltaico”.
Condiciones territoriales
De acuerdo al investigador, el agrivoltismo no lleva más de cinco años en la Región de Coquimbo y actualmente solo hay alrededor de ocho prototipos distribuidos desde la zona centro-norte al centro-sur de Chile y uno de ellos es el que opera USerena y la UChile en Río Hurtado.
Sobre esto, el Dr. Garrido argumentó que “los sistemas agrivoltaicos ofrecen un uso dual de suelo, lo que es importante para la seguridad alimentaria y la transición al uso de energía sustentable. Debido a esto y a que ha mostrado ser beneficioso para el cultivo en condiciones áridas o semiáridas, hay un alto interés en Chile por desarrollar este sistema”.
Acerca de las condiciones territoriales, el Dr. Garrido señaló que “nuestra región es muy extensa y los recursos no siempre están bien distribuidos, por lo que este sistema genera instancias de descentralización en cuanto a la disponibilidad de energía y la producción de alimentos, aunque es probable que la provincia del Limarí tenga el mayor potencial para desarrollar un proyecto de mayor envergadura”.
Finalmente, el experto advirtió que “sería bueno que los proyectos de parque solar que se levanten de ahora en adelante en la región, consideren al menos una fracción bajo este sistema, ya que se ha observado que en la Región de O'Higgins casi todos los parques solares se han instalado sobre superficie agrícola, pero a ras de suelo, por lo que ya no se pueden utilizar para producir alimentos, lo que es un desaprovechamiento del espacio”.